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Tengo 30, ¡pero no me hables de bótox!

Publicado: 2013-02-04

Hay algo que percibo en mi cara cada vez que me veo en el espejo: mi piel ya no es tan elástica como cuando tenía 17 años. No es que quiera pecar de vanidosa, pero entrados mis dulces 30, noto que no tengo arrugas profundas, pero sí unas sutiles grietas en mi frente de tanto fruncir el ceño.

Eso me ha llevado a observar con detenimiento los rostros de mis amigas. Así encuentro que mientras algunas todavía tienen la tez intacta, hay otras que tienen unas molestosas patitas de gallos que no logran disimular ni con el maquillaje. ¿Entonces, cómo es posible que me cruce con mujeres que a sus 40 años conservan la piel como si fuera de bebe? "Es por el bótox", me responde mi madre. Ella no tiene reparos en contarme que todas sus amigas (absolutamente todas) se han inyectado toxina botulínica en la cara. "Lo hacen para verse mejor", me dice mi mamá, quien frecuenta ejecutivas con dinero de sobra como para visitar al cirujano plástico por lo menos dos veces al año.

Mercado creciente

Andy Wiegering, cirujano plástico de la Clínica Javier Prado, dice que la mayoría de personas que se aplican la toxina botulínica (reconocida en el mercado como bótox), son mujeres entre 35 y 50 años que prefieren esta rutina "de mantenimiento" no invasiva antes que una intervención quirúrgica.

Pero no hay que pensar que solo las mujeres se inyectan este producto. "Casi el 20% de mis pacientes son varones", dice Marlena Virijivich, cirujana plástica de Consultorios El Golf. Ella realiza por lo menos 5 sesiones de bótox a la semana.

¿Y cuánto cuesta? Los doctores consultados dicen que eso depende, pues se puede cobrar un monto fijo, una sesión que no supera los US$500, mientras otros le ponen un precio diferente a cada zona de la cara que se va a intervenir. Por ejemplo, Virijivich cobra US$300 por aplicar bótox en toda la parte superior del rostro (incluye frente, entrecejos y las patitas de gallo); mientras que el cirujano Jorge Hidalgo de la Clínica Juvencia cobra S/.510 por lo mismo. Y si bien hace unos años sus pacientes eran solo del sector A y B, él dice que cada vez tiene más del sector C. "Mis amigas no están dispuestas a pagar menos de US$300 por temor a quedar mal", dice mi mamá. Como me advierten los especialistas, el bótox debe aplicarse con moderación y por un médico especializado.

Si bien la toxina botulínica dura en la cara un promedio de seis meses, Virijivich reitera que en los meses de verano hay más gente que se aplica este producto. "En los últimos cinco años ha crecido en 50% la demanda de bótox", apunta. En tanto, Jorge Hidalgo se atreve a mencionar que cada año aumenta en 15% el consumo de esta toxina.

Pregunto a los doctores por qué todas las mujeres que han pasado por el cirujano plástico me parecen iguales, como maniquíes sacados del mismo molde. "Eso es por la excesiva aplicación de rellenos sintéticos en la cara, pero no por bótox", asegura Hidalgo.

Me sorprende lo que dice, aún así tengo la impresión de que las recientes líneas de mi cara (y las que luego vendrán), me hacen más atractiva e interesante que el rostro de inocente adolescente que lucía hace unos añitos.

Artículo publicado en la edición del sábado 2 de febrero de la sección Economía & Negocios de El Comercio


Escrito por

ianamalaga

Tengo una colección tan grande de historias personales que ya solo me queda burlarme de mí misma.


Publicado en

El Club de la Manzana

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